Natalie Portman en las redes sociales

Todo hace presagiar un inaudito pas de deux ente el rey tímido y tartamudo (Colin Firth) y la bailarina masoca y anoréxica (Natalie Portman), con la troupe de amigos (y enemigos) de La red social, de David Fincher, aspirando a acapar el gran premio colectivo.

Los Globos de Oro -antítesis o antesala de los Oscar, según se mire- coronaron ayer a las películas del año en la ruleta de las nominaciones, con mención especial para Biutiful (de Alejandro González Iñárritu) como mejor película extranjera. Javier Bardem, que ganó el Globo por No es país para viejos y ha estado otras tres veces nominado a mejor actor, se quedó sin embargo esta vez a las puertas.

El discurso del rey, el drama histórico de Tom Hooper, logró siete nominaciones, frente a las seis de La red social de David Fincher y de El cisne negro de Darren Aronofsky, las dos películas predilectas de la crítica norteamericana hasta al fecha.

Las nominaciones de los Oscar no llegarán hasta enero, pero la carrera parece este año más que decidida, con la incorporación fin de año de The fighter (de David O. Rossell) y con el permiso lejano de Origen (de Christopher Nolan).

Los Globos han pinchado más de lo usual en las últimas entregas a la hora de vaticinar el Oscar a la mejor película (Avatar se impuso este año a En tierra hostil), pero los pronósticos al mejor actor y la mejor actriz suelen estar mucho más atinados y este año parecen avanzar por caminos paralelos.

El británico Colin Firth, que ya arrancó el año pasado una nominación por Un hombre soltero, ha logrado además esta vez la carambola (casi imposible) de los críticos de Los Angeles y Nueva York por su encarnación del titubeante Jorge VI en El discurso del rey. Su mano a mano con el australiano Geoffrey Rush, que vuelve por sus fueros en la piel de experto en terapia linguística Lionel Logue, ha sido celebrado como el más apasionante pulso entre actores de los últimos años.

El contrapunto femenino lo pone Natalie Portman. A sus 29 años, la niña-mujer alcanza la mayoría de edad en una película, El cisne negro, que baila de principio fin en el filo de la navaja. Darren Aronofsky, el mismo que redimiera a Mickey Rourke en El luchador, rumió pacientemente durante casi una década el papel en el que Portman explota como nunca su parte oscura, apoyada en la audacia visual del director de Requiem por un sueño.

El cisne negro ha cosechado esta misma semana doce nominaciones a los premios de la crítica (Critics' Choice) después de provocar pasiones -y algún que otro odio- en el patio de butacas.

Natalie Portman tendrá que medirse a un auténtico plantel de estrellas de la talla de Nicole Kidman (Rabbit Hole), Michelle Williams (Blue Valentine) o Halle Berry (Frankie and Alice). Más joven que ella (20 años), la recién llegada Jennifer Lawrence reclama su puesto por su papel en Winter Bones, la película independiente más galardonada del año, clarísima favorita para los premios Spirit.

James Franco, tremendo en el papel del escalador manco Aron Ralston, aspira por méritos sobrados al mejor actor en 127 horas, la película de Danny Boyle que está pidiendo a gritos el rescate para la carrera de los Oscar. Allí estará previblemente Jessie Eisenberg, el hermano gemelo de Mark Zuckerberg, el enemigo público número uno hasta la campanada Julian Assange.

Los Globos de Oro, ya sabe, tienen la virtud de desdoblarse entre drama y comedia; sólo así se explica la candidatura de Angelina Jolie a la mejor actriz por El turista y el doblete de su improbable pareja en la gran pantalla, Johnny Depp, que también aspira por la Alicia de Tim Burton.

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