¿Es el fin de la televisión?

Los españoles vemos la televisión una media de 234 minutos por persona y día, según el Análisis televisivo de Barlovento Comunicación para 2018. Pero la palma se la llevan los mayores de 64 años, con algo más de seis horas, concretamente 364 minutos. La mayor parte de los contenidos que se ven giran en torno al entretenimiento: reality shows, concursos, eventos deportivos o películas y series de ficción. Pero el gran cambio se está produciendo en la manera de consumirlos. Uno de cada tres hogares españoles con conexión a internet ya utiliza plataformas de pago, con Movistar+ y Netflix a la cabeza, según datos del Panel de hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Lo que antes era un consumo/hogar está girando hacia el consumo/individuo gracias al vídeo bajo demanda o el streaming. Esto se da sobre todo entre los jóvenes de entre 13 y 35 años, que en cualquier caso siguen viendo televisión tradicional –de hecho, hubo tantos atentos a su programa favorito en el primer trimestre de 2019 (la edición de los lunes de La Voz) como al que fuera su predilecto en 2017, la serie titulada El accidente, que emitía Telecinco.


En definitiva, como se apuntaba antes, el cambio ha afectado específicamente a la forma de consumir: un rato en línea, luego se comenta en Twitter vía teléfono móvil, más tarde se complementa con YouTube y se remata en Facebook. La televisión ha salido pues del salón de casa. Puede verse en cualquier dispositivo, en cualquier lugar y momento (sorprende la cantidad de personas que ven sus series favoritas en el transporte público, por ejemplo). Las periodistas Carme Chaparro y Carlota Corredera, una de informativos y otra del mundo del entretenimiento, debaten sobre esta nueva realidad.

Yo Dona ¿Las plataformas digitales son el fin de la televisión como la conocíamos?

Carme Chaparro Todo lo contrario. Ahora que he pasado de informativos a programas me doy cuenta de que la televisión que hago, la generalista, la de siempre, hace compañía, informa y entretiene, y eso no lo da una plataforma con el contenido grabado.

Carlota Corredera La televisión convencional es la casa madre y el streaming y las plataformas digitales suman, no son incompatibles. A través de las redes sociales podemos ver también la tele tradicional en diferido. Yo soy la primera que consume de esa forma, porque cuando llego a casa mi hija está con los dibujos animados y dejo para más tarde mis programas.

Carme Mis niñas de cinco y siete años ven desde dibujos animados como Doraemon a Bake Off, porque les gusta hacer pasteles, pero lo hacen en diferido dado que el programa de Jesús Vázquez acaba tarde para ellas. Y las dos lo buscan en las aplicaciones del iPad. Yo veo los informativos también en diferido porque llego tarde a casa y primero tengo que darles la cena y acostarlas.

Carlota La soledad es la enfermedad del siglo XXI y se combate, en gran medida, con la televisión. Mucha gente me para por la calle y me lo dice, a pesar de lo denostadísimo que está Sálvame, el programa que presento y que sigue ahí desde hace 10 años. Por otra parte, ¿quién ve hoy en día una gala de Gran Hermano sin el teléfono en la mano siguiendo los comentarios en redes sociales? ¡La forma de ver televisión es ahora interactiva y mucho más divertida que antes!


Los millennials pasan más tiempo frente a sus teléfonos que mirando la pantalla del televisor.

Carlota Ven igualmente la tele, pero por YouTube, y además consumen contenidos en internet. Un ejemplo: Mujeres, hombres y viceversa es un programa para chicos entre 16 y 25 años que se emite en Cuatro, y luego se consume en diferido de una manera brutal.

Carme El tiempo individual de ocio que nosotros dedicábamos antes, jóvenes o mayores, a leer libros y revistas, en la cama o de vacaciones, ahora lo empleamos en ver series, películas o lo que sea en internet. No se ha quitado tiempo al consumo de televisión convencional, sino al mundo editorial. Y lo sé porque también soy escritora.

Hasta ahora, los informativos eran lo que identificaban el prestigio de una cadena. ¿Ha cambiado esto?

Carme En absoluto. Yo antes presentaba uno diario. Ahora hago un programa con tres cuartas partes de información. Es solo otra forma de contar las cosas. Y me remito a algo que me ha pasado recientemente: hubo un partido de fútbol de riesgo en Barcelona y en mi espacio seguimos en directo a los ultras, desde donde estaban concentrados hasta el campo del Barça. Lo contamos a lo largo de tres horas. Si no estás allí, en directo, te lo pierdes.

¿Se ha dejado de lado el hábito de ver la tele en familia?

Carme Cuando yo tenía 20 años nos reuníamos un grupo de amigos para ver juntos Eurovisión. Era como una fiesta. Lo importante no era el concurso, sino lo que nos reíamos durante el picoteo y los cotilleos. Yo creo que los nuevos hábitos televisivos solo alejan a las familias que ya estaban previamente alejadas.

Carlota Estoy convencida de que la tele va a seguir siendo el electrodoméstico que todo el mundo tiene en el salón y en la cocina, haciendo familia, durante varias generaciones. Tampoco me parece raro que haya momentos en los que cada cual quiera ver cosas distintas. En casa de mis padres, cuando había fútbol, las chicas estábamos con mi madre viendo Estrenos TV y mi padre y los chicos veían el partido. Y no hubo ruptura familiar por eso.

¿Qué papel juega la publicidad en la nueva forma de consumir ocio?

Carlota Todos vivimos de la publicidad y tenemos que repartirnos el pastel. Lo atractivo de la tele convencional es que se audita la audiencia –edad, sexo, localidad, tipo de familia, clase económica, si tienen hijos o no…– y un anunciante sabe perfectamente el público que ve cada programa.

Carme Y no solo eso. El otro día mis hijas estaban viendo un programa de YouTube donde hacen tartas y de repente les salió una publicidad de un juguete sexual, de consumo adulto. Eso no ocurre en la tele.

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