Las turbias razones del Estado

Asesinos superprofesionales a sueldo de poderosos servicios secretos, drogas misteriosas, cadáveres falsos, yates misteriosos e invitados importantes a una fiesta nocturna a bordo de su yate en la misma noche del crimen son algunas de las hipótesis más espectaculares entre todas las que se barajan. Las compañías de seguros se empeñan en demostrar que la muerte fue accidental. Se juegan en ello 4.000 millones de pesetas, los que tendrían que pagar a familiares y empresas si se demostrara que la muerte de Maxwell no fue por causas naturales. Mientras tanto la prensa sensacionalista que tanto contribuyó a fomentar el propio Maxwell saca tajada del turbio asunto. Estas son las cuatro teorías más comentadas sobre las causas de su muerte.

No existe ninguna prueba objetiva de que el cadáver encontrado flotando en el agua cerca de la costa del sur de la isla de Gran Canaria sea el del magnate Robert Maxwell, La identificación sólo ha podido ser efectuada por la propia familia. Ellos dicen que es él, pero se debe tener en cuenta que por razones poderosas y ocultas podrían haber mentido. En ningún momento se ha permitido que se tomara una fotografía del cadáver encontrado. Más de 200 periodistas lo intentaron sin éxito. El peso y la estatura del cadáver podría coincidir con las características físicas de Maxwell: aproximadamente 1,90 metros y 130 kilos. Es evidente que si alguien hubiera preparado un cadáver para hacerlo pasar por el de Maxwell se habría preocupado de conseguir el cuerpo de una persona que tuviera un parecido físico con él. Durante la autopsia, practicada desde las 12 del mediodía hasta las 4 de la tarde del miércoles día h, se solicitó una petición de urgencia al Tribunal Supremo de Justicia de Canarias para que pudiera hacerse una radiografía de la placa dental del cadáver. Este sistema es muy seguro a la hora de la identificación. La petición fue denegada alegando que esto retrasaría la autopsia y que supondría, por tanto, una mayor angustia y sufrimiento para la familia del difunto. El intento de identificación del cadáver por medio de huellas dactilares resultó inútil. 

En Gran Bretaña no existe un registro de huellas dactilares de la población, como el que se realiza en España para obtener el carnet de identidad. Las únicas huellas de Robert Maxwell existentes en los archivos pertenecían a su lejana época en el ejército británico, donde sirvió durante la Segunda Guerra Mundial. A través de la Interpol se consiguió la copia de una vieja ficha con sus huellas que no tenía calidad suficiente como para ser contrastada con las huellas obtenidas del cadáver. Los objetores dicen que la teoría de la suplantación del cadáver es muy poco verosímil, ya que Maxwell sólo tenía un pulmón. Parece excesivamente complicado que los suplantadores hubieran encontrado una persona que además de parecido físico tuviera sólo un pulmón. En la autopsia es evidente que esta anomalía destacaría en una primera revisión. Los que defienden la teoría de la suplantación de personalidad destacan que un cadáver no flota normalmente en el agua hasta tres días después de la muerte. El hecho de que estuviera desnudo sorprende ya que el tiempo transcurrido desde su desaparición hasta que fue encontrado no es suficiente para que las aguas del mar degraden y destruyan la ropa. Miembros de la Guardia Civil y del servicio de rescate aseguran que el cadáver encontrado no presentaba signos de haber permanecido mucho tiempo en el agua. No tenía quemaduras a pesar de que el día era radiante. 

El cadáver apareció a unos 40 kilómetros del lugar donde el capitán del yate dijo que se encontraba el barco cuando se comunicó con Maxwell, por última vez, a las 4.30 de la madrugada. Su localización, por otra parte, es también confusa, ya que surgen distintas coordenadas sobre la situación del cadáver. Eso puede hacer pensar que se cayó por la borda a las 5.15 de la madrugada. Por tanto el cuerpo habría estado en el agua alrededor de 13 horas. El cabello del cadáver tenía un color algo diferente del de Maxwell, si bien sus amigos siempre sospecharon que su tono negro era teñido. Lo curioso es que incluso en el caso de que el cadáver encontrado no fuera el de Maxwell las causas de su desaparición y su aparente muerte podrían haber sido voluntarias o involuntarias. Maxwell podría haber fingido su propia muerte para quitarse de en medio de los graves problemas financieros que le atenazaban. Está también dentro de la lógica que el servicio secreto israelí le hubiera ayudado a desaparecer para que no pudieran hacérsele preguntas demasiado comprometidas respecto a sus conexiones con Israel y las finanzas del tráfico de armas. Dentro de esta teoría de la desaparición y suplantación de cadáver se ha especulado con la versión más imaginativa. Robert Maxwell, habría sido secuestrado por algún servicio de inteligencia árabe. La aparición de su cadáver sería sólo una pantalla para ganar tiempo que les permitiera interrogar a fondo al magnate, poseedor de grandes secretos y conocedor profundo del turbio mundo de las financias internacionales relacionadas, entre cosas con el tráfico de armas.

Un primer informe oficial sobre la autopsia de Robert Maxwell indicaba que aparentemente su cadáver no presentaba más heridas que un ligero hematoma en la cabeza. El golpe podría haberse producido al caer al agua. Uno de los doctores que participó en la autopsia ha declarado que el cadáver presentaba una pequeña incisión detrás de la oreja izquierda. Una herida que pasaba prácticamente desapercibida, ya que su tamaño no era superior a un milímetro. El detalle ha adquirido relevancia al conocerse que en el cadáver de Maxwell se han encontrado también restos de una droga a la que en un primer momento se mencionaba como indeterminada e inidentificada. La sustancia podría ser, según declaraciones de un médico del equipo que practicó la autopsia de tipo inóptrico, algo que se receta a los enfermos del corazón. La droga cuyo nombre comercial podría ser Xamoterol es un producto que la Organización Mundial de la Salud ha declarado recientemente como peligrosa y ha recomendado su retirada del mercado. 

La pequeña herida encontrada detrás de su oreja izquierda podría ser la producida por la aguja de la inyección en la que se le introdujo el Xamoterol. Está probado que una cantidad suficiente de ese producto es mortal en una persona que padezca problemas respiratorios o incluso en una persona perfectamente sana. Según esta teoría Maxwell habría llegado muerto al agua. Un cadáver no puede tragar agua. Para algunos expertos eso podría explicar que el cuerpo de Maxwell estuviera flotando a pesar del poco tiempo transcurrido desde su desaparición hasta que lo encontraron. Lo normal es que transcurran tres días hasta que el cuerpo flote. Si la teoría de la inyección puede sostenerse se sabrá pronto. Las vísceras de Maxwell se encuentran en el Instituto de Toxicología de Madrid. Aquí en el plazo de tres semanas, se sabrá con exactitud y tras un informe químico toxicológico, las sustancias exactas que contienen. Los análisis de iones revelarán la hora exacta de la muerte y por medio de un procedimiento llamado Diatomea se averiguará si Maxwell murió por ahogamiento o ya era un cadáver cuando llegó al agua.

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