El descubrimiento de la actriz Liv Tyler

Con un cierto nerviosismo y dificultad al hablar en inglés, el «Maestro» Bertolucci comenzó mostrando sus escenas favoritas en El Conformista: «Una película clave en mi filmografía que significó un cambio radical en la concepción que tenía de hacer cine». Anteriormente, según contó: «Tanto yo como la gente que hacía cine en aquellos tiempos, teníamos miedo de enfrentarnos a un público de verdad, refugiándonos en un cine minoritario y particularmente hermético. Recuerdo que Glauber Rocha se refería a nuestras películas como "miuras", bestias demasiado difíciles y peligrosas para ser aceptadas por una mayoría. Con El Conformista no sólo cambia mi actitud sino también mi forma de hacer cine».

A la media hora de haber comenzado la clase, Bertolucci había perdido todo el miedo de un principiante y se le notaba relajado ante un numerosísimo público absolutamente entregado y ávido por conocer los secretos de su director favorito. Habló de sus cenas con Moravia, Morante y Pasolini: «Fueron mis mejores clases de universidad». También de sus preocupaciones políticas, pero sobre todo de su cinefilia: «Adoro el cine y siempre lo adoraré». No tuvo reparo en citar a sus héroes, los del pasado, como Godard, pero también a los inamovibles como Renoir, de quien contó su único encuentro en Los Angeles, cuando estaba haciendo el «casting» de Novecento. «Me dijo algo que nunca olvidaré». E imitando la voz del director francés, agregó: «En un rodaje hay que dejar siempre la puerta abierta por si alguien llega de improviso».

«Hay que seguir inventando el cine en cada película, es lo que más admiro en un director como Scorsese». De vez en cuando volvía a El Conformista para recordar, por ejemplo, su trabajo con el director de fotografía Vittorio Storaro.

Las ideas se le amontonaban y de vez en cuando mezclaba películas, teniendo Mark Cousins, el director del festival, que recordarle que «esa no era Double Indemnity sino Sunset Boulevard». Bertolucci achacaba esos imperdonables descuidos «al nerviosismo y a la emoción de estar ante un público como el de Edimburgo».

Refiriéndose a los cortes que hizo en El Conformista, confesó que había aceptado reducir una escena vital para la película: «Estaba tan contento de hacer una producción de gran presupuesto que acepté condiciones de la Paramount que en otro momento me hubiesen parecido escandalosas».

Una de las ideas más recurrentes de la clase fue la importancia que tiene el equipo en cada película. «En los años sesenta creía firmemente en la idea de la obra de autor. A medida que ha pasado el tiempo, me he dado cuenta de que cada uno de los que participan en un rodaje tiene una responsabilidad y después, ese trabajo se refleja en el resultado final».

La clase terminó con algunos comentarios a su última película, Stealing Beauty, una obra que ha dejado frío al público y a la crítica de Edimburgo, salvo por el descubrimiento de la actriz americana Liv Tyler, lo que no ha impedido que se siga considerando a Bertolucci como uno de los grandes directores de la historia del cine.

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