Alicia Vikander una luminaria del cine

Daniel Radcliffe hace un alto durante una entrevista de promoción en Toronto de su última película, Kill Your Darlings, para mencionar la buena impresión que le ha causado Alicia Vikander (Gotemburgo, 1988). No fue la única luminaria del cine que reparó en la actriz sueca de 25 años. En el transcurso de la muestra internacional, la que fuera promesa del Royal Swedish Ballet presentaba dos películas de signo opuesto, la superproducción sobre Wikileaks El quinto poder y Hotel, drama escandinavo sobre una madre primeriza. 

Tras eclipsar a Keira Knightley en Anna Karenina, le aguarda una carrera fulgurante. Sin estrenar y acompañada por Jeff Bridges y Julianne Moore, se hallan la cinta de fantasía Seventh Son, primera entrega de una saga literaria que aspira a convertirse en el próximo Harry Potter; el thriller australiano Son of a Gun, junto a Ewan McGregor, y la adaptación de la novela gráfica Ex Machina, donde interpreta a una androide de nueva generación. Ajena al revuelo que está despertando, la discreta actriz se encuentra rodando la revisión de la serie televisiva de los 60 El agente de CIPOL, con Guy Ritchie a los mandos.

-Dada su nacionalidad, ¿cómo se acercó al proyecto sobre la gestación de Wikileaks? ALICIA VIKANDER. Soy sueca y el tema ha tenido muchísima repercusión en mi país, así que estaba informada. No obstante, aunque todo el mundo ha oído hablar de Wikileaks, no siempre se conoce el contexto en el que se puso en marcha ni la luz que arrojaron a la sociedad sus dos protagonistas, Julian Assange y Daniel Domscheit-Berg.

¿No ha resultado resbaladizo abordar un argumento sobre un proceso todavía abierto?

Cuando a principios de año iniciamos el rodaje desconocíamos hacia dónde iba a continuar el debate, de modo que lo hemos vivido en directo. El quinto poder es un thriller dramático, pero también una reflexión sobre la sociedad actual. El derecho a la información y la transparencia son aspectos por los que merece la pena luchar, de modo que espero que la película invite a pensar.

¿Cómo se sintió vistiendo de época en ‘Un asunto real’ y en ‘Anna Karenina’?

Ponerme esos preciosos trajes fue un sueño de princesa hecho realidad, pero la verdad es que resultó muy pesado llevarlos durante 18 horas, seis días a la semana.

En Toronto también ha presentado ‘Hotel’, donde vuelve a las órdenes de la directora con la que debutó, Lisa Langseth. ¿Fue por lo que se sumó al proyecto?

Es la primera vez que repito con un director. Pero lo que me llevó a implicarme fue que esta película pone sobre la mesa un aspecto muy silenciado de la maternidad, la depresión postparto. En mi entorno hay amigas que la han sufrido y se mantiene como un tabú, cuando resulta muy frecuente. Nunca había visto una película que abordase el tema.

Durante la promoción de ‘Un asunto real’, bromeó al afirmar que los últimos tiempos los pasó en una maleta. ¿Mantiene esa sensación?

Lo cierto es que sí, vivo en hoteles desde hace dos o tres años. Algunos días no sé en qué ciudad me encuentro.

¿Qué hace para llamar casa al lugar donde se aloja?

Quedar con amigos. Es curioso, pero ahora los veo más que cuando estoy en Suecia, porque muchos viven fuera. Ellos y mi familia son mi hogar y tenía miedo de perder el contacto con mi gente, pero cada vez que regreso es como si nunca me hubiera marchado.

¿Hace amistad con facilidad?

Hay que dedicarle energía. Cuando estuve en Copenhague durante dos meses para aprender el idioma realicé un gran esfuerzo por conocer a gente, y a las tres semanas organicé una fiesta de forma que se relacionaran entre sí. En Londres no sucedió igual, porque volvía tan cansada del rodaje de Anna Karenina que al llegar a casa no estaba para nada ni nadie.

¿En qué medida ha contribuido el ‘ballet’ a la disciplina con la que afronta el trabajo?

Llevo la danza clásica prendida del cuerpo. Empecé con nueve años y tuve que alternar los ensayos con el colegio.

¿Le influyó la afición de su padre por la ciencia ficción para participar en ‘Ex Machina’?

Lo que más me atrajo fue el retrato de un futuro inmediato. Aunque mi padre está encantado. Es psiquiatra, así que me ayuda a dar empaque psicológico a mis personajes.

Su madre, Maria Fahl Vikander, es una reputada actriz de teatro. ¿Se ha planteado pisar los escenarios?

De niña pasaba mucho tiempo en ellos. Y cuando dejé el ballet intenté entrar en la escuela de teatro en dos ocasiones, pero no lo conseguí y resultó muy duro. Un año y medio después logré mi primer papel en el cine, en Pure, y ya no he parado. Ahora es difícil frenar mi carrera; no obstante, espero subirme a las tablas en un par de años.

¿Con qué actores trabajaría?

Pienso más en las actrices. Kate Winslet, Meryl Streep y Tilda Swinton. Del magnífico elenco de Seventh Son, conocer a Julianne ha sido lo mejor.

¿Está preparada para el salto que va a dar tras el estreno de ‘Seventh Son’?

Hasta el momento he vivido protegida en una burbuja y ahora se van estrenando los proyectos en los que he participado. Creo que tengo los pies en la tierra. Pero cuando los periodistas me planteáis la pregunta, tomo conciencia de lo que está pasando.

"El derecho a la información y la transparencia son aspectos por los que merece la pena luchar, por eso espero que ‘El quinto poder’ invite a pensar."

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