El hombre mejor armado

«¿Lleva una pistola en el bolsillo o es que se alegra de verme?» La frase de Mae West en su última película, Sextette, a su compañero de reparto, George Hamilton, se convirtió en realidad este verano en el aeropuerto de San Francisco.

El problema es que los guardias de seguridad de la instalación aeroportuaria no se alegraron ante lo que el pasajero Jonah Falcon, que iba a tomar un vuelo a Nueva York, llevaba debajo de sus pantalones, y le sometieron a un cacheo por si transportaba una pistola o algún tipo de artefacto -incluyendo bombas químicas o biológicas- para perpetrar en el avión un atentado suicida al estilo Al Qaeda.

Lo que las fuerzas de seguridad se encontraron fue algo realmente biológico y extraordinario, aunque desvinculado, aparentemente, del terrorismo: un pene de 23 centímetros (en reposo) y de 34 (en erección). Su propietario, Falcon, ha explicado el incidente al The Huffington Post: «Llevaba mi cosa cargada a la izquierda. No tenía una erección. Uno de los guardias me preguntó si había vaciado mis bolsillos. Dije que sí». 

Lo que se produjo a continuación fue un minucioso cacheo de Falcon, hasta que las autoridades aeroportuarias determinaron que el pasajero no les había mentido cuando, interrogado acerca de la naturaleza del bulto, les había explicado: «Es mi polla». Un guardia «me cacheó, y puso cuidado en tocármela con las manos. Hasta me pusieron un polvo blanco en los pantalones, probablemente para ver si tenía explosivos». 

Satisfechos tras constatar que este neoyorquino de 40 años no pretendía introducir en ningún sitio un pene bomba, y acaso maravillados ante los prodigios de la Madre Naturaleza, los responsables de seguridad del aeropuerto dejaron a Falcon pasar. El pasajero no ha especificado si tuvo problemas para encontrar acomodo en el ridículamente pequeño asiento del avión, o si la aerolínea tuvo la deferencia de asignarle un asiento en clase Business, con más espacio para estirar las piernas y cuanto fuere menester. Según el artículo Longitud del pene en estado de flacidez y de erección, publicado en el Journal of Urology, en 1996, los varones normales tienen un falo que, erecto, mide entre 12 y 15 centímetros. 

Falcon lleva mucho tiempo viviendo de su pene. A los 18 años se dio cuenta de que lo que tiene entre las piernas no era normal, y desde entonces ha peregrinado por los platós de las televisiones de EEUU explicando cómo es su vida con su (no tan pequeño) compañero. En 1999 apareció en el documental de la cadena de televisión HBO Private Dicks. Men Exposed (Pollas privadas. Hombres expuestos), en el que una serie de caballeros desnudos habla de sus penes. Hay transexuales, un hombre paralizado de cintura para abajo, adolescentes, ancianos… pero, incluso en ese mundo, Falcon tiene la ballena azul de los penes: el más grande nunca visto. Más aún si se compara con el resto del individuo, que mide 1,75 de alto. Así pues, Falcon tiene apenas cinco penes de estatura. 

Falcon ha rechazado todas las ofertas para participar en películas porno, pese a que la revista gay Out llegó a afirmar que su padre era John Holmes, un actor de ese género que murió de sida en 1988 y que tenía fama de contar con la mayor dotación genital del mundo. Claro que las dimensiones del instrumento de trabajo de Holmes siguen siendo objeto de controversia, al no haber sido verificadas por evaluadores independientes, como es el caso de Falcon. Además, la cifra más comúnmente citada entre los estudiosos del género pornográfico es que el pene de Holmes medía apenas 33 centímetros en erección. O sea: uno menos que el arma de Falcon.

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