Chaplin era gitano

En 1916, en Los Ángeles, dos gigantes del arte del siglo XX se conocieron. Uno de ellos era el cineasta, actor y guionista Charles Chaplin, que a sus 27 años ya era una estrella de la pantalla grande. El otro tenía exactamente la misma edad y era un aclamadísimo bailarín ruso que parecía capaz de desafiar la ley de la gravedad: Vaslav Nijinsky.

El encuentro entre los dos grandes tuvo lugar en los estudios de cine en los que Charlie Chaplin estaba rodando el corto Easy Street, tras haber firmado un ventajoso contrato con la Mutual Film Corporation que le concedía gran libertad artística además de un jugosísimo salario. Nijinsky, por su parte, se encontraba -gracias entre otras cosas a la ayuda del rey español Alfonso XIII- en medio de una gira en Estados Unidos con la compañía de los Ballets Rusos.

El encuentro entre los dos titanes resultó fundamental para ambos. Nijinsky se quedó impresionado con la creatividad y la vitalidad que derrochaba Chaplin. «Es usted un bailarín nato», le soltó. Y Chaplin se quedó boquiabierto con aquel ruso intenso y delicado, uno de los contados hombres que en aquel entonces eran capaces de bailar en pointe (sobre las puntas). Hasta el extremo que 20 años después de aquella cita, Chaplin escribiría varios apuntes para el guión de una película basada en Nijinsky. 

Ese es el sensacional descubrimiento que ahora, después de 10 años de trabajo, acaba de realizar la Cineteca de Bolonia. Desde hace una década, el centro trabaja en digitalizar y catalogar el archivo profesional y personal de Chaplin, una mole de documentos manuscritos y mecanografiados, fotografías, recortes de prensa y demás papeles que recorren más de 75 años de la vida y carrera del genio. Desde sus primeros pinitos en el mundo del music hall inglés hasta sus últimos días de vida en Suiza. Y entre esa marea de papeles, han salido a la luz varios documentos inéditos escritos de puño y letra por Chaplin y que revelan su intención de hacer una película basada en la vida de Nijinsky. 

«El tema principal de este guión es el hecho de que la carrera no es la realización de los deseos del hombre, sólo una calle que lo conduce a su destino», se lee en uno de los apuntes redactados por el cineasta.


Los manuscritos que han sido hallados en Bolonia revelan que Chaplin tenía una idea muy clara de la película que quería hacer. De hecho, el protagonista del filme tenía un nombre muy parecido al del propio Nijinsky: según unas primeras notas iba a llamar Naginsky. El propio Chaplin dejó escritas algunas de las características del personaje: «Naginsky, el gran genio del ballet ruso, era una persona simple y tímida que se expresaba con dificultad. De orígenes humildes. Era hijo de un pobre zapatero que no pudo darle la educación que habría deseado».

Respecto a los entresijos dramáticos de la película, Chaplin también hizo anotaciones: «Mostrar el genio de un bailarín a través de la danza. Mostrar su sentido de justicia, su lealtad ante un anciano miembro de la compañía que han empezado a beber porque es demasiado viejo para bailar». 

El filme tenía como objetivo narrar la relación conflictiva entre la entrega profesional de un bailarín a la danza y su amor y preocupación por la carrera de una bailarina mucho más joven que él. Aunque Chaplin nunca llegó a realizar la película, hay retazos del mismo en Candilejas (1936), que Chaplin realizó a los 63 años y en la que el cineasta hace una reflexión amarga sobre la vejez junto a Buster Keaton. 
Los manuscritos inéditos del actor y director, así como cuatro fotos también desconocidas que lo retratan junto a Keaton, serán oficialmente presentadas al público esta tarde en Bolonia por David Robinson (biógrafo de Chaplin y colaborador del Times de Londres) y Cecilia Cenciarelli, la responsable del Archivo Chaplin de la Cineteca de Bolonia.

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