El timo de las votaciones

«Caudillo» Gil, espadón del fútbol patrio, lo tenía todo atado y bien atado: con un referéndum de rompe y rasga estaba dispuesto a entrar en la historia, y de paso a hacer una extraordinaria taquilla frente al Fútbol Club Barcelona. 

Al final, el tiro le salió por la culata. Porque el globo nació pinchado antes del más mínimo atisbo de elevarse. De referéndum decisivo se pasó a referéndum consultivo, es decir, que no valía absolutamente para nada. Gil, un partidario de la firmeza del «NO», acabó votando «SI» a decir de sus íntimos. Mayor bajada de pantalones no se ha conocido. Votaron los niños, socios infantiles, y el recuento se pospuso hasta el lunes. iMenuda práctica electoral, van aprendiendo de los interventores del PSOE por Murcia!

De un referéndum radical se ha pasado a la pataleta, a la desinformación, al cachondeito. Del referéndum al timo del referéndum, esa es la historia. No obstante, y como dice el viejo refrán «hágase el milagro, aunque lo haga el diablo», el milagro puede ser que Plaza abandone el 4 de diciembre la presidencia del Comité Nacional de Arbitros. Todavía no está claro, pero sí parece bastante probable, siempre y cuando Plaza salga como vencedor, bajo palio y sobre puente de plata. La salida de José Plaza no se, ría un triunfo en exclusiva de Jesús Gil, sino de todo el fútbol español. Después de todo, a lo mejor, se llega a la solución acertada, desde el punto de vista erróneo y por el camino equivocado. iParadojas del fútbol español! Por lo demás, el Vicente Calderón registró una bajísima entrada.

La noche fría fue suficiente recurso, unida a la televisión en directo, para desinflar el ardor guerrero de los socios rojiblancos. Este referéndum fallido es un capítulo más en la larga lista de contradicciones inherentes a Jesús Gil durante su andadura por el fútbol español. Gil está de acuerdo con que «el hombre tiene derecho a contradecirse», él lo está haciendo siempre, a cada paso dependiendo de dónde sople el viento. Su único propósito es que en un día no lejano lo que ya es real sea legal, es decir, que él se convierta en dueño del Atlético de Madrid. Por eso para él siempre el fin justifica los medios. Lo más triste de este referéndum no es que se haya planteado con tanta demagogia como iluminismo, sino que ha sido una auténtica pantomima, una tomadura de pelo, una gilicosa. En los anales de la picaresca del balompié patrio ya tenemos un nuevo timo: el del referéndum.

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