El hombre caído a la tierra

A David Bowie nunca le ha creado problemas asumir diversas personalidades a lo largo de su carrera, haciendo así gala de la esquizofrenia que padecen varios de sus parientes más cercanos. Sin embargo, no ha demostrado la misma versatilidad en su carrera cinematográfica, en la que sólo ha destacado como un intérprete mediocre. 

Tras su aprendizaje en la compañía de teatro de Lindsay Kemp, su debut en el celuloide tuvo lugar en el cortometraje La imagen (1969), para después aparecer brevemente en la adaptación, cinematográfica del «best sellen» de Leslie Thomas, The virgin soldiers. En 1976 protagonizó El hombre que cayó a la Tierra, de Nicholas Roeg, en el que no le fue difícil asumir la personalidad de un alienígena.

Después de comienzo tan prometedor, encabezó Just a Gígolo, una producción anglogermana que devino en desastre, pese a las presencias de Marlene Dietrich o Kim Novak. Tras la germana Yo, Cristina R, para la que compuso Héroes, canción que fue himno de una generación inspirada en una historia de amor junto al muro de Berlín, fue noviovampiro de Catherine Deneuve en El ansia, de Tony Scott.

La película de Nagisha Oshima Feliz Navidad Mr. Lawrence en la que Bowie se metió en la piel de un prisionero de guerra inglés enamorado y torturado por un teniente japonés, alentó las expectativas de un probable talento dramático, que quedaron anuladas por Principiantes (1986), en la que Julien Temple, artífice de sus mejores «videoclips» desbarató tan optimistas auspicios. Su personificación del malvadísimo malo en Dentro del laberinto y su participación en las bandas sonoras de Radio On, El beso de la pantera, El juego del halcón o Cuando sopla el viento confirman a David Bowie como una estrella de la música que tiene en el cine una asignatura pendiente.

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