La extinción de una lapa

Casi nadie conoce a una lapa del Mediterráneo llamada Patella ferruginea. Pero está en grave peligro de extinción y es la única especie marina que cuenta con una estrategia nacional para su conservación, igual que otras más emblemáticas como el lince ibérico o el oso pardo. 

Un grupo de investigadores españoles liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado por primera vez lo que puede ser un hito decisivo en la conservación de la especie. Después de seleccionar ejemplares en libertad y de trasladarlos al laboratorio, los científicos han conseguido reproducir ejemplares de esta especie de lapa mediante fecundación artificial.

«En este momento tenemos 12 juveniles asentados», explicó ayer la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) Annie Machordom, durante la presentación de los resultados. «Miden hasta un centímetro, pero el objetivo es que lleguen a adultos y podamos cerrar el ciclo biológico. Después nos quedaría hacer los últimos análisis genéticos», dijo.


La técnica, que será publicada pronto en una revista científica, podría dar un soplo de aire a una especie en la cuerda floja debido a las escasas poblaciones que quedan. Su área de distribución está restringida a algunos puntos del norte de África, Andalucía, Córcega, Cerdeña y las islas Chafarinas. «La población más saludable es la de Chafarinas. Si hubiese una marea negra allí podría comprometer la conservación de la especie», asegura José Templado, científico del MNCN. El proyecto comenzó en 2011 y cuenta con una inversión de 145.000 euros para tres años.

Hasta hace algo más de un siglo, esta especie habitaba casi toda la Península Ibérica y el Mediterráneo occidental. Pero la recolección humana para su consumo ha diezmado las poblaciones. De hecho, se han encontrado grandes cantidades de sus conchas en yacimientos del Neolítico de hace unos 6.000 años.

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