El largo a lo Mari Sampere

Como bien cantaba Elvis, y luego Raphael y el Príncipe Gitano, así nos sentimos algunos de los que nos dedicamos a la moda desde dentro. In the ghetto. 

La necesidad de publicar especiales de moda española chirría. ¿Realmente hay un apoyo o interés por ella o es una manera de cumplir con el sector patrio cada temporada? Normalmente nos concentran a unos cuantos diseñadores rodeados siempre de modelos ibéricas, y luego es extraño volver a encontrar diseño español (en general) en los diferentes números del año.Pasa lo mismo con la edición de las tendencias. 

Contadísimos españoles aparecemos en las páginas de pasarela, aunque acertemos o coincidamos con las grandes firmas extranjeras. Parece que, desde Leonardo, todos los grandes inventos nos vengan de fuera.Incluso con las nuevas promesas -que en España hay cantera-, estoy convencido de que a muchos les suena a más, y mejor, las carísimas Marchesa o Rodarte que la talentosa María Escoté o la enérgica Kritzia Robustella. Ojeando cabeceras brasileñas, japonesas, rusas o portuguesas, sus marcas autóctonas aparecen a tutiplén. Pensemos por qué.

Entre el marasmo de presentaciones internacionales llega otra vez Pasarela Cibeles, al fin rebautizada como Madrid Fashion Week, esperemos que con garantías de que dejen de confundirnos en París o NY con una feria de marisco o de bailes regionales.

Mientras aquí dedicamos nuestros esfuerzos a ubicarnos en el calendario internacional, el mundo sólo tiene ojos para los gurús de la moda. Las colecciones de invierno ya están en las tiendas.Miuccia dice que os acordéis de las mantillas de vuestras tías abuelas, que los encajes y los guipures son lo más; además a todo plan, sin miedo, a lo bestia. 

Que os los pongáis sin parar y allá por donde podáis. Con un largo a lo Mari Sampere, a media pierna, y con zapatos con mucho volante. La silueta de Ghesquière da un nuevo bandazo. Después de atornillaros las piernas, hacer palestinas millonarias y mujeres globo floreadas, ahora toca vestirse de rica sexy, probablemente con lo que elegiría Joan Collins si gastara 20 años menos. Y a ver quién desdice a San Nicolás. 

Parece que Marc Jacobs se casó con su novio brasileño y está viviendo una segunda juventud bakala-ibicenca (yo le prefería nerd). Después de demostrarnos que también sabe hacer colecciones arty y poco entendidas (para mí uno de sus grandes aciertos) propone sobriedad, pasteles y nostalgia noise. Todos son lo más, y todo, tendencia a todo trapo. Es lo que tiene ser gurú, que no te puedes equivocar, porque, si no, lías la cabeza a las estilistas.Ya me gustaría a mí liarlas más.

Yo espero que una temporada más hagáis mucho caso de las tendencias y os liéis mucho, o que os liéis la manta a la cabeza y, si tenéis una personalidad fuerte, la guardéis como oro en paño.

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